Aparte de los mamíferos de la entrada anterior, el día 16 también pudimos fotografiar algunas aves.
Y como era el último día que íbamos a poder fotografiar, no podíamos irnos sin poner otra imagen del ave con el que empezamos esta serie en el blog, la espátula:
Otro precioso adulto, en el que podemos distinguir la distintiva marca en el final del pico.
En esta ocasión, nos da paso a otra especie, concretamente a una anátida, el ánade azulón.
Este individuo de la fotografía tiene todo el pico y parte de la cabeza llena de limo.
Durante la muda, los machos de anátida pierden ese vistoso plumaje nupcial, pasando a ser mucho más crípticos y similares a las hembras.
Y los azulones, nos dan paso a otra especie, una ardeida,una garceta común
mejor dicho, dos garcetas,
elegantes aves, muy comunes en nuestras zonas húmedas, sobre todo en invierno, ya que sus cuarteles de invierno están en la Europa mediterránea.
También son muy comunes las cigüeñuelas, pero eso sí, principalmente en primavera y verano, pues estas pasan el invierno en África, aunque actualmente más de 3.000 individuos se han contabilizado en invierno en el sur de España.
También había algún que otro limícola que aunque de lejos, pudimos fotografiarChorlitejo chico (Charadrius dubius) |
Y en el otro extremo del tamaño, una cigüeña blanca que se alimenta tranquilamente.
Finalmente, nos vamos a despedir del acebuche, con unas aves mucho más comunes y que nos hacen recordar que ya regresamos en breve a nuestra zona centro, donde cada vez son más abundantes, en campos, parques y jardines y en la mismísima urbe, las palomas torcaces
en la siguiente fotografía, observadas por una lavandera boyera,
un juvenil que desconfiado se acerca al agua,y otra que nos despide desde lo alto de un eucaliptus, agitado por el viento.
En fin, han sido unos maravillosos días de "pajareo", en las tierras andaluzas, y con la esperanza de regresar pronto, nos despedimos de Doñana...