martes, 4 de junio de 2013

Abubilla: continúa la cría

Otra semana después, volvemos unas horas a la parcela alcarreña para ver si podemos rematar la sesión de la abubilla (que la verdad, ya aburre un poco) Pensé que podía haberse independizado algún polluelo, pero cuando eché un vistazo al cántaro, esto es lo que me encontré:

pollo de abubilla

Intenté buscar ángulo para ver más contenido en el nido, pero parece ser que este pequeñajo también tiene curiosidad por mirarme.


La verdad es que no puedo precisar cuantos polluelos ha tenido en total la abubilla, creo que hay uno muerto en el interior y al menos este domingo pasado, dos vivos. Parecían encontrarse en buen estado, y no parecía alarmarles demasiado mi presencia, así que me retiré para intentar fotografiar con el telescopio a los adultos cuando vinieran a cebarlos.


Y allí estaban de nuevo, en un incesante ir y venir, aportando todo tipo de insectos al nido, tan pronto un alacrán cebollero, un escarabajo, gusanos, y un largo repertorio de bichos.


Cuando llega el adulto, una algarabía se escucha dentro del cántaro, por lo que había más de un pollo en su interior. 
La abubilla, deja caer el insecto desde la boca del cántaro,  y los pollos lo recogen con el pico abierto a la vez que estiran el cuello. 
Otro apunte que quiero hacer, en cuanto al olor que debería desprender el nido, es que hasta el momento, después de cuatro semanas que lo llevo obervando, no detecto ese olor fétido que leo en todas partes que debería producirse. No he metido las narices en el cántaro, pero a medio metro, de momento no se detecta.



Unos minutos y aquí regresa de nuevo, con otro "suculento" bocado para la nidada,





Así que otra semana más siguen empleados en la cría, pero al irme, siempre vuelvo a mirar en el cántaro y ahí me deparaban las abubillas otra sorpresa:

¡la hembra sigue dentro!

Sinceramente, pensé que ambos progenitores estarían empleándose en la ceba, pero parece ser que el macho de abubilla, tiene que emplearse él solo largo tiempo en la alimentación de los pollos, sin contar con la ayuda de la hembra, como pasa en otras especies cuando los pollos están emplumados.

En este momento, la abubilla me lanzó un bufido desde el interior, así que llegó la hora de marcharse.

Mientras nuestro curioso amigo nos echaba otro vistazo de despedida.


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