Hoy nos pegamos el madrugón. Desde la última vez que estuve en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (hace más de 15 años) han cambiado las cosas considerablemente, y según mi opinión, para mejor.
El acceso al Parque está restringido estos meses de verano en 1.800 personas diarias, y además el traslado se realiza en autobús desde Torla (por un módico precio), estando el paso vetado para vehículos particulares. Sinceramente, creo que salimos ganando todos, la naturaleza y los humanos. Se evita masificar el Parque en fechas concretas y además la romería de vehículos a motor subiendo hasta el aparcamiento.
Así que nos levantamos a las 6:00 h. (gracias otra vez, sufrida familia), nos volvimos locos para encontrar pan del día en Torla a esas horas (se puede conseguir, buscar un café-librería que no me acuerdo como se llama, pero que hace unas "baguettes" estupendas) y llegamos de los primeritos al Parque.
Nos liamos con la archiconocida ruta de la cascada de la Cola de Caballo:
La ruta atraviesa el majestuoso bosque, con grandes ejemplares de haya, algunos ejemplares enormes de boj y otras frondosas. A esas horas despierta el bosque, y siendo de los primeros en recorrerlo, todavía podemos toparnos con abundante fauna. Pudimos escuchar el reclamo del Pito negro y el ruido que hace al golpear con su pico en los árboles (tamborileo).
Fuimos viendo por el camino a los páridos habituales, Carbonero palustre y garrapinos, y mucho Trepador azul.
Al poco se llega a la Cascada de Arripas, luego a la de la Cueva y a la Cascada del Estrecho. Todas dignas de hacer una parada y disfrutarlas con todos nuestros sentidos. Por todo este camino se siguen atravesando zonas umbrías del bosque, donde abunda el Mirlo y el Petirrojo.
Petirrojo (Erithacus rubecula) |
Ya en las propias Gradas de Soaso, vimos un rebeco (mejor dicho Sarrio, luego lo explico) que no pude fotografiar, pero bueno un poco más adelante, aunque fue sin telescopio, conseguí agarrar a este:
Sarrio (Rupicapra rupicapra pyrenaica) |
La especie de rebeco que habita Pirineos es más grande y robusta, y difiere ligeramente en color de los rebecos cantábricos que pertenecen a la subespecie (Rupicapra rupicapra parva). Se entiende por Sarrio al de Pirineos y Rebeco al del Cantábrico. La población pirenaica de Sarrios la cifra en 35.000 indiv. aprox., Francisco J.Purroy en 2005, repartidos entre el Pirineo catalán, aragonés y navarro.
Estos herbívoros salvajes, junto al ganado doméstico que pasta por estas alturas, mantienen las praderas en perfecto estado.
Por fin divisamos a lo lejos la Cascada de la Cola de Caballo
así como la impresionante visión de Monte Perdido y el Pico de Añisclo.
La simple observación de la cascada, hace que merezca la pena la caminata
y aún más, catar sus limpias y frías aguas
Vuelta de nuevo por el bosque
Una mirada de despedida a los paredones:
Y por último, preguntita de rigor a la Guardería del Parque: ¿Cuantas águilas reales crían en el Valle de Ordesa?. Respuesta: Una sola pareja (bueno, algo es algo).
Nada más amigos, reseñar que en río vimos Mirlo acuático, en las praderas Colirrojo tizón, Acentor alpino, etc., Chovas y Buitres leonados en los roquedos, y un par de marmotas huidizas que no se dejaron fotografiar.
Hasta la próxima entrega.
Hasta la próxima entrega.
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