viernes, 13 de septiembre de 2013

Doñana, centro de visitantes "La Rocina", y por la marisma seca... 12/08/13

Al día siguiente, nos acercamos a los pocos observatorios en los que quedaba agua, en el centro de visitantes La Rocina, que es el que se encuentra más próximo al poblado del Rocío.
Allí se mantenía más cantidad de agua que en El Acebuche, gracias al modesto aporte del Arroyo de la Rocina y lo primero con lo que nos encontramos fue con varias garzas reales.


Es la mayor de nuestras garzas, y este adulto estaba a bastante distancia, en uno de los bordes de la charca


mientras este juvenil, permanecía posado en mitad del agua.

Garza real (Ardea cinerea) con Espátula común (Platalea leucorodia)
Aunque mantienen una distancia prudencial, no parece molestarle la presencia de otras especies alrededor.
Cada especie se alimentan de modo diferente, y tienen técnicas tan especializadas para obtener alimento, que no se perjudican directamente. Las garzas, pescan, apresan o empalan con su largo pico a las presas, mientras que la espátula tantea con los sensores el agua en búsqueda de las suyas, y con uno de los picos más complejos del reino de las aves, los flamencos filtran el limo y el agua, capturando crustáceos y algas.  


Aquí los flamencos que pasan por la orilla, ayudan a encuadrar esta fotografía.


En un determinado momento se cansó y se cambió de charca, dejando que nos centráramos en los flamencos:


Los flamencos, para alimentarse, hunden la cabeza o la mantienen a ras de agua y mueven el pico como si utilizaran una guadaña, aspirando junto con el agua, plancton y algas, que exprimen con la lengua, reteniéndolos mediante un sistema de finas lamelas que tienen en el pico.


En esta otra imagen, camina una pareja, un macho y una hembra. Por cierto, en el caso de estas aves, existe una notable diferencia de tamaño entre macho y hembra, siendo más alto el macho, caso contrario a otras familias de aves como por ejemplo las rapaces, en las que la hembra es bastante mayor que el macho.

Por la tarde, realizamos una visita guiada (con la esperanza de ver lince) en las que te internas en el Parque Nacional, e incluso llegas hasta el centro de visitantes José Antonio Valverde, atravesando zonas de marisma, ahora totalmente seca, pero recorriendo gran parte de "entremuros", lo que permite ver otra buena cantidad de aves.


Vimos acarrear a las yeguas que se mantienen en el interior del parque, donde conviven con otros herbívoros como ciervos o gamos, y por la carretera encontramos esta cigüeña que fotografiamos en marcha desde el coche, pero que ahora, viendo la imagen ampliada detenidamente, nos invita a explorar otra curiosidad:


Esta cigüeña blanca tenía las patas blancas en lugar de rojas, como todas. ¿A que obedece esto?
Muy simple, la extraña costumbre de algunos cicónidos y algunos buitres americanos, de defecar sobre sus patas.
Este comportamiento recibe el nombre de Urohidrosis, y parece ser un mecanismo para refrescarse de las altas temperaturas, al evaporarse los fluidos.


No parece una costumbre muy higiénica, pero a esta parece funcionarle.
Si observáis su pata izquierda, veréis que lleva una anilla, que por cierto resulta ilegible, por estar totalmente cubierto de heces blancas.

Bueno, no solo nos gustan las aves, y la verdad, teníamos la ilusión (como todo el que se acerca a Doñana) de ver lince, más este año, cuando por la "raya real" (el camino rociero más famoso) campea una hembra con sus cachorros. Es como buscar una aguja en un pajar, así que nos conformamos con esta huella que ha permanecido en un lateral del camino,

huella de lince


Continuamos nuestro camino, caían las luces y aflojaba el calor, así que un mochuelo se preparaba para empezar su jornada,

Mochuelo común (Athene noctua)
y nosotros continuábamos "on the road"  hacia el centro de visitantes Jose Antonio Valverde, para aprovechar la tarde.


... pero esto será en la proxima entrada.

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